lunes, 2 de agosto de 2010

Perdón






PERDON:

Yo nunca me reí cuando tú te reías
ni lloraste a mi llanto: tú no me comprendías
¡Era tan poco lo que tú pedías
a la vida! Un pan, un techo, una mujer cualquiera;
cualquiera que pasara, la primera…
¿Y yo…? Yo no era nada de lo que tú querías,
Y te perdí sin lágrimas, sin frases y sin nada…
Sin sólo una mirada…
Tú no me comprendías… ¿qué te asombra?
Y seguiste lo mismo tras la mujer cualquiera
cualquiera que pasara, la primera…
¿Y yo…? Yo sólo sigo tras mi propia sombra;

¡Qué risa rara vierte a nuestra historia!
¡Qué rey, qué príncipe tiene en mi memoria
tu sitio de silencio y de fracaso…!
El eco duro de tu frase tosca;
tu brusca mano, hosca
al brillo de mi alma enredado a tu brazo…
¡Era tan poco lo que tú pedías a la vida y te diera!
Un pan, un techo, una mujer cualquiera…
¿Y yo? …Yo lo he tenido todo, de la gloria a la herida…
Y te fuiste inmutable lo mismo que viniste.
¿Y yo…? ¡Yo no estoy triste!
Yo estoy plena y vacía de nada, como la vida.








Perdón, ¿perdón a quién? ¿Perdón a ese hombre, el cual ni la conocía? ¿Perdón a ella misma, a la vida?
Perdón es una total decepción y desilusión; pero que al parecer costó salir de esa pasión. Una pasión falsa, pues para llegar al punto en el que se encontraba ésta mujer, Clara tal vez, tuvo que haber empezado llena de fuego y promesas apetecibles.










Al leer el poema, este hombre puede parecer repugnante, indeseable, rutinario; falto de esperanzas y anhelos, conforme.
Aunque es un amor fracasado, a diferencia de Petronio, este hombre es el que nunca fue lo que pareció y prometió. Fue el que la llevo de todo a nada… ¿Y yo? …Yo lo he tenido todo, de la gloria a la herida…
Le cuesta creerlo, creer a lo que ha llegado. Creer lo que este hombre verdaderamente es y quiere. Pero no siente tristeza, no siente morir; pareciera como si la costumbre al fracaso, al amor que nunca perdura, convirtiera esto en una experiencia más… “Yo estoy plena y vacía de nada, como la vida.”



No existe dolor, no es lo que se manifiesta, solo es un reclamo, un informe de lo que ella es pero con él nunca fue, lo que él nunca deseo o llegó a admirar.
















~Análisis por Cynthia~

Petronio

PETRONIO

Mejor que en el rosal
la rosa estaba en su ojal
Y era amante
de todo lo precioso, de todo lo brillante…
Sus ojos eran sólo para el matiz subido
para la flor abierta, para el metal bruñido
Y su amor,
para la pompa roja en cárdeno esplendor…
Había en él un ansia amorfa de poseerlo todo:
el palacio de mármol, el estanque de lodo,
la mujer superfina y la hembra rumiante;
la emoción exquisita, la sensación asqueante…
Y porque era bello y fuerte, y afortunado,
era querido por lo que otro hubiera sido odiado.
Yo lo encontré en mi vía obcecado y perdido;
enfermo de un mal raro que nadie ha padecido;
salpicando de cieno las rosas y angustiado
de ver luego que el cieno las rosas ha manchado…
Atropellando el bien y contrito del mal.
Con impulso de rayo y choque de cristal;
Por él quise el milagro de encender la tiniebla;
de emblanquecer el cuervo, de alquitarar la niebla…
Por él hice el esfuerzo de estrujar el gusano
que había en su alma de loto… ¡y me mordió la mano!






Petronio es el hombre apuesto, adinerado, hermoso; deseado por cualquier mujer.












Clara habla de este hombre que, por ser así, es perdonado y alagado… " Y porque era bello y fuerte, y afortunado, era querido por lo que otro hubiera sido odiado.”




Un hombre, uno de los que no recibe traición ni castigo de nadie, sino de la vida misma. Segada, pero también sabiendo la verdad de éste, se perdió en él. Sabiendo sus intereses, su ambición por tenerlo todo, desde lo más fino hasta lo más asqueante. Un hombre con dos lados, que la mantuvo envuelta en sus encantos.



Clara lo ve perfecto, aun en medio de sus imperfecciones y anhelos no prudentes. Resalta cómo lo encontró y rescató de ese mal que lo cargaba. Arrepentido del mal que ella menciona, ese del que haces daño a otros y luego te atormentas pues quedas sin nada, parece ceder a su ayuda. Ella quiso ser su luz, esa que lo cambiaría, esa especial y diferente. Ella lo creyó y se esforzó; pero no pasó… En el esfuerzo, “le mordió la mano”, la traicionó igual. Fue un amor de intentos, de estos amores en los que justificamos y creemos poder cambiar. Pero ella también fue parte y víctima.





~Análisis por Cynthia~