En 1918 emigra con su familia a los Estados Unidos. Es en ese tiempo que escribe sus primeros poemas. En 1932 regresa a Puerto Rico y en 1937 sale a la luz su primer poemario titulado Arras de Cristal. Es en esta misma época que comienza a laborar como secretaria de su primo Luis Muñoz Marín en la oficina de La Democracia.
En 1950 reedita los versos de Arras de cristal en un libro con triple título que reune tres poemarios: Trópico amargo, Arras de cristal y Más allá del poniente. A partir de 1959 comienza a publicar en la Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña, varios fragmentos de una biografía novelada que queda inconclusa justo en sus comienzos: memorias de una isleña.
Como poetisa Clara Lair se inserta en la tradición de escritura femenina inaugurada por poetisas como Juana de Ibarbourou, Alfonsina Storni, Delmira Agustini y Gabriela Mistral dentro del posmodernismo de las primeras décadas del siglo XX y cultivada poco después en Puerto Rico por Julia de Burgos.
El erotismo atormentado de Clara Lair tiene a veces voz para mimar al hombre como en Lulluby Mayor y también desgarra con el desprecio, con el Orgullo. La lírica de Clara Lair gira primordialmente sobre el amor, la sexualidad, la vida, la muerte y la melancolía
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